Mi paso por primaria. (2023)

Durante los primeros meses,  en mi cabeza solo sonaba: ¡Qué he hecho yo para merecer esto!, pero con el tiempo me fui adaptando.

Al finalizar sexto curso suelo pedir al alumnado que me escriba una redacción de al menos 500 palabras contando lo que para él o ella ha supuesto su paso por la primaria. Esta es la redacción de uno de ellos.

Si esta profesión es bonita, es por cosas como esta.

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Mi paso por primaria

No soy capaz de recordar gran parte de mi paso por primaria pero tengo algunos recuerdos que se me han quedado grabados en la mente.

Todavía me parece estar viendo mis primeros días en primero de primaria donde me sentía mucho más mayor y a la vez triste al saber lo mucho que me quedaba por delante.

Primero de primaria fue un curso muy llevadero y sobre todo fácil, en el que tuve como tutora a la profesora Elena que me iba a acompañar durante todo el primer ciclo.

Mi paso por segundo se me hace mucho más familiar y consigo recordar algunas cosas que afortunadamente nunca olvidaré.

Recuerdo el día en el que mi frente se estampó contra la esquina de una caja roja en la que se encuentran los extintores en caso de incendio. Esta esquina estaba justamente a la altura de mi frente y, como no, me tuve que dar con ella.

Casualmente, al muy poco tiempo, se instalaron protecciones en todas las esquinas de estos. 

Tras finalizar el primer ciclo empecé tercero, donde conocí a Benito. Durante los primeros meses,  en mi cabeza solo sonaba: ¡Qué he hecho yo para merecer esto!, pero con el tiempo me fui adaptando.

También empecé a utilizar el cuaderno, que era completamente nuevo para mí.

Este curso se vio muy afectado por la pandemia debido al covid-19. Durante estos meses no pudimos ir al colegio debido a que no podíamos salir de casa pero Benito nos presentó el blog de la clase en el que trabajábamos diferentes temas telemáticamente.

Cuarto fue un curso que también se vio afectado por la pandemia debido a que teníamos que llevar la mascarilla. En este curso trabajábamos mucho con el ordenador y aprendimos a hacer documentos, presentaciones… 

El blog también tuvo un importante papel en cuarto, aunque las clases eran presenciales.

Durante este curso fueron constantes las preguntas a Benito sobre si iba a continuar con nosotros en quinto, pero nunca daba una respuesta concreta.

Tras un corto verano para mí, llegó quinto.

Recuerdo perfectamente que un día o dos antes de empezar las clases pusieron las listas de los alumnos de cada clase y sus tutores.

Estaba bastante interesado en ver quiénes eran mis compañeros y mi tutor. En el momento en el que vi que el nombre de mi profesor era Benito, entró por mis pies un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo hasta la cabeza. Se estaba formando dentro de mí un popurrí de emociones y de pensamientos. No sabía si esto era bueno o malo pero tras unas horas aturdido llegué a la conclusión de que era algo bueno, ya que tenía experiencia con él y este conmigo.

Quinto ha sido el curso más difícil que he tenido hasta ahora, sin embargo, también es en el que más he aprendido en todos los aspectos.

Ha sido uno de los cursos en los que más he trabajado en grupo tanto en presentaciones como en murales y trabajos físicos.

Sexto se me ha hecho como una especie de continuación de quinto en el que hemos tocado algunos temas nuevos en las matemáticas y hemos profundizado en el contenido de ciencias naturales y sociales.

Tengo que decir que Sexto ha sido mi curso favorito por encima de todos, ya que he estado en una clase que me ha parecido casi perfecta. La organización, los compañeros, el “buen rollo” que se respiraba, por así decirlo y muchas cosas más, han conseguido que esto del colegio me empezara a gustar, pero cuando menos lo esperaba, se me ha acabado.

Estoy seguro de que nunca olvidaré todas las experiencias que he vivido.

Gracias a todos los compañeros que he tenido y gracias a todos mis tutores y a todos los profesores que me han impartido clase.

Por: A G. M.  6ºA

¿Qué es un Plan de Apoyo? (1)

En las últimas convocatorias bianuales mediante las cuales se convoca procedimiento selectivo al Cuerpo de Maestros se dice, en el punto 8.1.2. Segunda prueba, que en las especialidades de PT y AL esta programación hará referencia a un plan de apoyo anual dirigido a un grupo de alumnos escolarizados en un centro de Educación Infantil, Educación Primaria o en un Centro Específico de Educación Especial.

Bien, lo primero que deberíamos tener claro es qué es un plan de apoyo, cómo se define y en qué consiste. Parece unánime la idea de que un plan de apoyo es el conjunto de medidas de atención a la diversidad, generales y específicas que se ponen a disposición del propio sistema educativo para que pueda dar una adecuada respuesta a las necesidades educativas de todo el alumnado que se encuentra escolarizado en el centro en los diferentes modelos de escolarización posibles.

Una vez definido, es momento de analizar la estructura de dicho plan. Tenemos dos opciones, una totalmente errónea basada en la consideración que esas medidas son aplicadas por un docente especialista, en este caso podríamos hablar de un PT, con lo que este profesional se convierte en el epicentro de la respuesta a la diversidad, dándole todo el protagonismo y por tanto nos basamos en sus funciones para desarrollar un índice según las mismas, o podemos hacer lo correcto, partir del alumnado al que va dirigido dicho plan. Ese es el verdadero reto. Organizar las medidas de atención a la diversidad dando el protagonismo al alumnado y las propuestas que deben ofrecerse no solo por un especialista sino por toda la comunidad. Todavía hoy muchos docentes especialistas siguen pensándose como los diseñadores de esta respuesta, como el centro neurálgico de la atención cuando lo que deberíamos tener claro es que la respuesta no la da un determinado docente, y que debe ser ofrecida por un colectivo que pasa por la tutoría, los docentes especialistas y el resto de equipo de profesionales implicados en dicho plan.

Nota para los opositores:

Tienes que tener claro que:

Lo que entregas en papel NO es lo mismo que lo que dices en tu exposición. El papel es un documento que guía tu intervención pero no debes hacer una lectura literal del mismo ni recitarlo de memoria. La función del documento es ayudar al tribunal a seguir lo que estás contando y visualizar tu discurso.

Es imposible hablar de todas las medidas de atención a la diversidad en tan poco tiempo con la profundidad necesaria. Céntrate en las medidas estrella de tu plan. No olvides que tu plan cuenta cómo se atiende a un grupo de alumnos NEAE/NEE de un centro y que concretas tu intervención en un grupito de ellos. Y ojo, esta atención se da tanto en el aula ordinaria como en otros espacios. Tú NO eres la/el protagonista del plan, no se trata de contar lo que tú haces, sino de contar cómo se organiza la respuesta. Esto es lo que diferencia a un buen plan de un plan mediocre. Los protagonistas son los alumnos y tu intervención, siendo importante, no es la única. La mayoría de los planes de apoyo cuentan la intervención del PT en un centro olvidándose del resto de profesionales que atienden la diversidad. Un alumno pasa en el centro 25 horas. Los PT podemos darle como mucho 4 o 5 sesiones de trabajo individualizado. No olvides contar qué pasa el resto del tiempo. De ahí la importancia de conocer la programación del aula donde se integra un alumno para poder adaptarla. Hay que estar al día en situaciones de aprendizaje y aulas inclusivas, por no hablar del DUA. Esto significa que el alumnado trabaja aunque tú no estés presente y como especialista debes conocer y apoyar ese trabajo. En definitiva, tú eres un agente importante de la AD pero debes considerarte como parte de una respuesta inclusiva ajustada al alumnado NEAE/NEE.

G.

Hace cinco años que volví a las clases después de haber estado trabajando para la administración educativa en la Delegación de Cádiz como coordinador del área de atención a las necesidades educativas especiales en el Equipo Técnico Provincial de Orientación Educativa y Profesional. (ETPOEP)

Cuando reingresé en el centro, se me adjudicó por parte del equipo directivo uno de los grupos de tercer curso, ya que entre su alumnado había una chica muy especial que había tenido, hasta el momento, una escolarización digamos «algo complicada» y claro, siendo el nuevo y viniendo de donde venía, pues la ecuación estaba hecha. G era/es una chica tan especial, que desde el primer momento en que tuve contacto con ella, supe que no iba a olvidarla en la vida.

G es una muchachita (ya tiene catorce años, casi quince) que tiene pasión por el baile, por las canciones de sus películas preferidas de animación, por series de dibujos animados, la película de Aladin, Vaiana, Trols, la serie de la oveja Shaun, Mr Bean, las canciones de Taylor Swift… a la que le gusta decir las cosas en inglés, repetir canciones, frases y gestos que ve en sus vídeos preferidos, pintar con témperas, los documentales sobre el cuerpo humano en los que se reconoce, jugar con tiras de papel y cuando está mal, encerrarse en el baño (necesita su tiempo), desconectar del resto del mundo y esperar.

Sabe contar números grandes. Siempre pide que pongas la fecha en la pizarra si se te ha pasado dándote los datos exactos. Conoce algunos números romanos, es capaz de leer textos, cuentos, historias… conoce músculos y huesos, los planetas, las provincias de Andalucía y casi todas las del resto de España, sabe las tablas de multiplicar por dos, tres, cinco…y resuelve problemas. Anota sus tareas en su agenda. También sabe muchas palabras en inglés y francés. Le encanta trabajar en el ordenador con el procesador de textos y materiales o fichas online y le gusta mucho dibujar siguiendo videotutoriales.

Disfruta con la comida filipina, las hamburguesas y la pizza de jamón y champiñones que descubrió siendo ya mayor, con ocho o nueve años. Con frecuencia hace deporte, baila en un grupo de danza, pasea con su familia, viaja, se reúne con amigos y amigas que también tienen algunas características parecidas, va a la playa… y este curso, creo, ha sido el curso en el que le ha gustado el primer chico, aunque ella no lo diga abiertamente. Esa sonrisa nerviosa le delata.

G es tozuda. Cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la pare, y querer pararla significa que vas a tener problemas con ella. Para G no hay tiempos ni horarios según esté haciendo lo que a ella le interese. A menudo gruñe (y te dice de todo menos bonito) por tener que terminar una actividad que le gusta y que hay que dejar a medias. Ella tiene que terminar lo que he empezado siempre. Lo que se sale de la rutina y de lo ordinario suele provocarle una reacción de evitación y bloqueo. Las actividades de gran grupo, los días «especiales», las excursiones, las graduaciones y fiestas de final de curso suelen generar una situación de conflicto. No le gustan. Ya no se mete debajo de la mesa para aislarse como cuando era pequeña, aunque a veces, en esas ocasiones, le gustaría hacerlo. Muchas veces te reta. Normalmente hay que cambiarle el tercio como decimos vulgarmente, para que se le pase el mal momento. Hay que conocerla.

Siempre está pendiente de lo que pasa en clase, cuando ve que a alguien se le ha caído la goma se levanta para recogerla, cuando alguien está triste ella le consuela y si algún compañero estornuda es la primera que le ofrece un klinex para que se suene mientras que le dice: -¡fuerte!

Vivimos cursos complicados. La COVID 19 tambaleó la rutina a la que nos habíamos hecho hasta entonces. Ella siguió haciendo sus tareas en casa y trabajando con su blog de tareas personalizado. La determinación de su madre fue importantísima como lo ha sido siempre. Hemos vivido diferentes etapas. En una de ellas le gustaba cantar y hacer karaoke con el micrófono en el recreo, ¡qué contenta se ponía cuando lo hacía! Ahora ya es más mayor y le da corte hacerlo. Se ha desarrollado. En esos días suele estar muy irascible. Hay que entenderla y volver a darle su tiempo.

He aprendido mucho de ella. Soy mucho mejor maestro ahora que hace unos años. Tengo más paciencia y lo relativizo todo. Ahora entiendo que cada reacción, cada conducta, tiene una razón y que a veces, conocer esas razones dan la solución a pequeñas y grandes crisis de comportamiento.

G ha provocado un efecto en el grupo muy potente, ha hecho que tanto chicas como chicos de la clase entiendan las diferencias como algo natural, se han convertido en una generación totalmente inclusiva y estoy seguro de que van a luchar por la igualdad, como ya lo hacen, gracias a que han coincidido con ella. Su presencia nos ha beneficiado y enriquecido. Por eso no entienden que ahora sus caminos se separen. Por eso no pueden entender que el instituto al que la mayoría va, no sea un centro que pueda acoger a su compañera.

Espero que la nueva etapa que se inicia el curso que viene traiga muchas cosas buenas a G y a su familia. Se lo merecen, de verdad. Su madre y su padre son unos luchadores inmensos y estoy seguro que seguirán apostando por darle todo cuanto esté en su mano.

Hace unos días me dio un beso y un abrazo que sonaban a despedida. Nunca me había sentido más orgulloso, más contento y más triste a la vez. Después de cuatro cursos intensos, hoy G deja de ser mi alumna, se va a otro centro donde vivirá nuevas aventuras.

Cuatroemes

Ha llegado el momento de hacer público un proyecto que creo que no terminaré en mucho tiempo.

Cuatroemes es un proyecto personal en el que intento recoger las actividades y materiales que he ido creando para mis clases y que estaban dirigidas inicialmente para un alumnado concreto pero entiendo que pueden servir de ayuda a otros docentes en activo o en formación, familias, alumnado de otros centros…

Espero que sea de utilidad.

Son rumores

La selección del profesorado se hace a dedo. Las entrevistas, si las hay, son realizadas por alguien que ostenta el «poder» en el centro o congregación y los criterios de selección son propuestos de una manera muy particular. Nada de oposición en igualdad de condiciones. Eso se queda para los de la pública.

Las familias y alumnado de otras religiones, evidentemente, en centros que pertenecen a congregaciones religiosas, no existen. Esos, mejor que vayan a la pública…

Las familias de bajo nivel económico no pueden responder a las demandas de cuotas «voluntarias» que se establecen con el AMPA, uniforme, actividades extraescolares, servicios de comedor, refuerzo, aportaciones para la instalación de una sala de ordenadores, para la renovación del escenario o para la ofrenda a la patrona. Los que no tengan recursos para estas cosas que se queden en la pública.

La compra de materiales y libros, la del uniforme… se hacen en establecimientos determinados a un precio fijado que suele ser excluyente. Los que no cumplan con estas «imposiciones», a la pública.

Las plazas del profesorado no salen a concurso, es decir, el profesorado de estos centros no se ha «pateado» media comunidad o provincia de un centro a otros ni se ha «comido» las interinidades previas y normales a la obtención de la plaza mediante oposición. ¿Y si las plazas de los centros concertados se incluyesen en las plazas por las que optar en los concursillos? ¿Se imaginan que estas plazas pudieran solicitarse por profesorado con más tiempo de servicio que los docentes que las ocupan? ¿No estamos aportando entre todos el dinero para sus sueldos y para el mantenimiento de estos centros?

La clientela es seleccionada por muchos criterios. Ni que decir tiene que el alumnado NEAE/NEE no tiene sitio en estos centros. Eso si, muchos centros concertados tienen gruesas listas de alumnado con «dificultades» que se suelen diagnosticar como TDAH y dislexias, pero esto requiere de otro post mucho más extenso.

Es verdad que hay centros concertados que hacen una labor inmensa, algunos de ellos de Educación Especial y cubren un espacio que la administración no atiende. Dicho esto, los conciertos educativos hoy en día no pueden sostenerse. Pagamos con dinero público el «derecho» de unos cuantos a ir a escuelas concretas que seleccionan, segregan y excluyen y todo eso, no está bonito.

¡Mandatareas!

 

mandatareas

Me decía un amigo y compañero hace no mucho que nos habíamos convertido en unos mandatareas, y desde entonces no paro de darle vueltas a la cosa. Es verdad, muchos de nosotros, (disculpen la generalización) hablo de infantil, primaria y secundaria, no está trabajando dentro de un orden o una programación que defina criterios de evaluación ni objetivos, ni lo más importante, una secuencia de trabajo preestablecida. Estamos repasando y volviendo a repasar, tal y como se nos ha sugerido en las «penúltimas» instrucciones recibidas de nuestra Consejería de Educación y Deporte, y hace tiempo que repasar sobrepasó los recursos del libro de texto, que se ha demostrado muy poco útil en este periodo de confinamiento, lo que ha hecho que hasta el más acérrimo defensor de seguir el manual, haya tenido que buscar en otros repositorios.

Creo que es evidente que aunque existen versiones digitales de los libros, se han quedado cortas y la mayoría de la gente está ahora buscando otras propuestas en la red. Nos hemos vuelto buscadores de fichas, hemos buceado en la infinidad de recursos (pdf, presentaciones, vídeos…)  que existen para poder abastecer a nuestro alumnado de material, con el que poder garantizar el trabajo dentro de lo que siempre se ha considerado trabajo de clase, que además es el que demanda un gran número de familias. Nunca actiludis ni orientaciónandujar han tenido tantas visitas, ni los bancos de recursos que se hicieron hace ya unos años, han tenido un protagonismo tan intenso como lo tienen ahora, incluso algunas webs han abierto de nuevo por la demanda existente y muchos se están lanzando a generar nuevas actividades en multitud de plataformas,  herramientas de autor y generadores que se han hecho más presentes que nunca. Estamos «redescubriendo» la escuela TIC 2.0 de hace más de una década. Por cierto, qué bien nos hubiera ido si las administraciones hubieran mantenido aquella propuesta y la hubieran enriquecido. No estaríamos ahora donde estamos, echando en falta una guía en cuanto a la competencia digital de docentes y alumnado y no habría sitio para la escasez de máquinas con las que acceder a estos recursos por parte del alumnado.

Algunos centros teletrabajan con plataformas para poder tener contacto con sus alumnos, otros, tienen al profesorado haciendo la guerra por su cuenta ya que la coordinación intranivel y ya no digamos interciclos, es inexistente,  y unos pocos han desarrollado blogs de aula, webs y métodos más o menos fiables para hacer llegar estas tareas a todos. Siempre, casi siempre, esto se hace bajo la idea de seguir un esquema tradicional de trabajo que consiste en mandar tareas, normalmente en papel, para que nos las devuelvan de alguna forma y corregirlas posteriormente para poder tener evidencias del trabajo y así poder evaluar el tercer trimestre.

Entiendo que tampoco es el momento de innovar, pretender hacer algo distinto a lo que se venía haciendo en clase en un momento de desasosiego tan grande,  hubiera sido otro error en el caos inicial que sobrevino tras el principio del confinamiento. Compañeros y compañeras docentes han intentado hacer la revolución didáctica aprovechando el momento, sin pensar en la formación del alumnado en la realización de tareas ni de las familias que han soportado un peso excesivo entre limitaciones de materiales,  las necesidades de impresión, compartir horarios de trabajo y deberes escolares…

Existe también una minoría de docentes, tocados con la varita divina y elegidos como modelos a seguir, que apuestan por cosas como lo de que nuestros alumnos necesitan una llamada y no tareas, y ocurrencias por el estilo. Anda que si después de dos meses de confinamiento lo que haces es llamar a tus alumnos… ¡Vaya crack!

¡No mandes fichas!, ¡no enlaces un JClic!, no seas antiguo. (Ahora se usa genially, que es más interactivo…)

De verdad que me gustaría ver el resultado de estos avanzados a su tiempo que nunca mandan tareas tradicionales porque eso es de maestro «carca» y ya no estamos en el siglo XIX. ¿Esta gente no trabaja los problemas? ¿No hace comprensión lectora? y lo más importante, ¿no lo hace de manera sistemática?

Bueno, a lo que iba… que tampoco podemos caer en eso. Que ni lo uno ni lo otro. Creo que deberíamos trazar un plan de trabajo y si acudimos a un video de las fracciones es porque tenemos claro que ese vídeo va a ayudar a nuestro alumnado a resolver situaciones que implican el uso de fracciones. Es decir, no se trata de que enviemos a nuestros chicos una ficha sobre sinónimos y antónimos hoy y mañana lo hagamos sobre los gentilicios, se trata de que lo que enviemos, tenga sentido en un entorno y sea parte de una tarea planificada que nos lleve a un producto final que podamos evaluar. El trabajo en bloques de contenidos debe tener un fin.

Tenemos que dejar de ir como pollos sin cabeza, yo el primero, tenemos que avanzar en la educación digital y proponer unidades didácticas que necesiten de la tecnología, tenemos que dar el salto y plantear el uso de las aplicaciones cuando verdaderamente sean necesarias. No intentemos rellenar el tiempo de nuestro alumnado con cuadernillos y cuadernillos de actividades que tienen poco de motivador y nada de competencial ni tampoco atiborrarles de apps ni recursos online aislados que por desgracia, y según me cuentan y se percibe, es lo que estamos haciendo.

Cuando todo pase, si es que pasa algún día, deberíamos estar en disposición de poder seguir secuencias didácticas con un fuerte componente en el uso de la tecnología, como es propio del tiempo en que vivimos, que puedan desarrollarse tanto a nivel presencial como a distancia (es lo que nos viene) y estar preparados para poder dar la atención necesaria de manera individualizada siguiendo los principios del DUA. Los centros deberían contar con recursos para los que lo necesiten y salvar el obstáculo de la brecha digital. Los docentes deberíamos tener claros unos criterios de evaluación personalizada en base a productos y tareas competenciales, favoreciendo la inclusión y la atención a la diversidad, pero visto el ritmo de trabajo actual y lo que estamos haciendo, me temo que no será así, tampoco esta vez.

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Imagen de cabecera cedida por la autora. Ver uso y licencia.

Atención a la diversidad en tiempos de coronavirus

Ahora mismo…

Esto de convertirnos en «teleprofes» de pronto nos ha cogido por sorpresa como colectivo, y mira que veníamos gastando esfuerzos y tiempo en la formación docente para que se fuesen aplicando las TIC-TAC en las dinámicas de clase de manera ordinaria, pero no, en esta ocasión se vuelve a hacer verdad eso de que «la necesidad obliga» y nos hemos visto de un día para otro preparando tareas, elaborando tutoriales para nuestros pupilos y seleccionando contenidos que les hemos tenido que hacer llegar a las familias.

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¿Qué constatamos?

En estos días hemos podido confirmar que la educación no es enviar un listado interminable de fichas o cuadernillos, ni tampoco la sucesión de vídeos de youtube y que una formación a distancia solo es posible si el alumnado tiene ya una cultura digital y una formación previa que nuestros alumnos no tienen y para la que el profesorado ordinario no está preparado en líneas generales.

Mucho tenemos que reflexionar sobre esta situación, y espero que se abra un debate intenso sobre la capacidad del docente para incorporar estas tecnologías y de lo más importante, de la metodología, sin olvidar las diferencias de clases, la brecha digital que se abre entre alumnado de un sector u otro de la población y la necesidad de contar con una educación pública de calidad, de la inversión adecuada para que iguale en oportunidades a todos, superando el tema de conciertos con entidades privadas que ven en la educación un negocio en vez de un servicio social.

La más afectada de las ideas sobre las que se basa un sistema educativo y la más lastimada de las propuestas organizativas en esta situación es la atención a la diversidad. Se evidencia la dificultad de hacer una atención individualizada y un seguimiento específico sobretodo a los casos mas complicados. Recetamos, por regla general, tareas para todos, recetamos actividades de la página tal, del libro de texto correspondiente, (eso si, en su versión online) al más puro estilo tradicional porque no sabemos ofrecer una respuesta diversa y mucho menos hacerlo de manera digital.

Ahora estamos inmersos en un nuevo planteamiento en lo que respecta a la AD, hemos descubierto el Diseño Universal del Aprendizaje, concepto que como tantos otros no viene directamente del ámbito educativo, sino del mundo de la arquitectura, como remedio a esta heterogénea población escolar que atendemos en las aulas de infantil, primaria y secundaria de los colegios e institutos públicos y que choca frontalmente con la teleformación a la que nos hemos visto abocados por nuestra inexperiencia en el tratamiento digital de la atención a la diversidad.  Por desgracia, este planteamiento es totalmente desconocido por la mayoría de docentes, aunque si he de ser sincero, no creo que vaya a ayudar significativamente en el gran reto educativo que es la organización de la respuesta educativa al alumnado NEAE, tras la experiencia acumulada sobre adaptaciones curriculares, más bien la considero una propuesta que no puede abarcar todos los modelos de aprendizaje y que como tal, constituye un buen intento, pero no la solución.

¿Qué puedo hacer en estos momentos para ayudar a mi alumnado?

Yo creo que nos equivocamos si, por lo menos en primaria, queremos avanzar contenidos y aprendizajes. No tenemos algo fundamental, que es la retroalimentación, ni tampoco podemos experimentar con ello, es tiempo de repasar, de ofrecer contextos de trabajo conocidos por el alumnado que les permitan reforzar lo aprendido, repensar las cosas que ya hemos trabajado para que en el caso de que esto termine más o menos pronto, podamos avanzar con rapidez y seguros de que no hay lagunas o al menos estas, son las menos. Es un tiempo precioso para dedicarlo a dibujar, a hacer plástica, a ejercitarse y tomar hábitos saludables, programar horarios, tocar un instrumento, construir, leer y contar, resolver problemas y hacer ejercicios o actividades que faciliten el entrenamiento necesario para poder hacer tareas algo más complejas a posteriori.

¿Qué se propone?

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Espero que la administración educativa entienda que el currículo debe organizarse de otra forma, que los centros educativos deben orientarse a la individualización del aprendizaje con clases o grupos intranivel en la que los estudiantes desarrollen sus capacidades de acuerdo con una propuesta de formación personalizada mediante el itinerario que mejor se amolde a sus motivaciones, capacidades y potencialidades. Ese itinerario debe ser diferenciado, flexible en sus tiempos de desarrollo y cambiante según etapas personales. Ese itinerario debe permitir ir alcanzando etapas de formación de manera personalizada, huyendo de estándares por edad o centro educativo y ese itinerario debe contar con componentes analógicos y digitales que permitan superar periodos de hospitalización y/o aislamiento.

Fuentes:
Imagenes:

Rutinas para mejorar la competencia.

Recopilo aquí una lista de actividades que he ido reuniendo como propuesta de programación diaria/semanal de jornadas completas de clases, más allá de las divisiones en asignaturas tradicionales que se acercan más a lo que podría ser una secuencia facilitadora de adquisición de competencias. Es fácil si eliminamos las especialidades y hablamos de «docentes integrales», preparados y abiertos a aprender cada día. Para ello, habría que plantear algunos retos sencillos y fragmentar la mañana en periodos de trabajo individual y/o colectivo, instrumental y/o ABP…

Creo que es fácil de adaptar a los cursos y ciclos sobretodo en primaria. Es posible  la integración de diferentes edades y niveles, lo que facilita la atención a la diversidad y su aplicación en aulas unitarias.

Una idea de partida: la chavalería (sólo) aprende haciendo.

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  • Leer un capítulo de un libro. Actividad individual o en grupo. Siempre me ha gustado mucho hacer lectura en voz alta en grupo en el aula, ya que se detectan fácilmente las necesidades y los niveles en entonación, ritmo, velocidad, exactitud… Hay que saber que muchos de nuestros alumnos no leen nunca si no es en clase. Dedicar un tiempo diario a esta actividad es fundamental.
  • Debatir con otros sobre temas interesantes. ¡Qué ausentes en nuestras escuelas los debates y las técnicas de argumentación y selección de ideas! ¡Cuánto ganaríamos entrenando a la chavalería en escuchar razones y esgrimir ideas respetando al «oponente»!
  • Aprender un idioma. Por favor, de forma práctica. Incluir expresiones y actividades en un segundo idioma de manera ordinaria. Simulaciones y teatrillos. Videoconferencias y establecimiento de contactos entre niños y niñas de diferentes países. Dejémosles hablar entre ellos.
  • Escribir un poco cada día. Una copia, una redacción o una lista de palabras que correspondan a una categoría. Hacer caligrafía, completar oraciones, inventar finales… Esto ayuda a tener una mejor ortografía y un amplio vocabulario.
  • Aprender el significado de una palabra nueva cada día. Un refrán, dicho, expresión…
  • Navegar y leer artículos de blogs especializados, periódicos, revistas y lecturas competenciales. Preguntarte cómo funcionan las cosas y explicarlo mediante esquemas o dibujos. (investigar cosas nuevas cada día) Para esto, nuestras aulas deben convertirse en incubadora de proyectos y disponer de los recursos adecuados. La distribución en mesas de trabajo cooperativo y la disponibilidad de grandes espacios y aulas es básica.
  • Conocer una obra de arte cada día. Pintura o escultura y autor, monumentos, barrios y ciudades.
  • Ver películas y/o documentales. Analizarlos y comentarlos.
  • Estudiar un acontecimiento histórico. Un hecho puntual. Localizarlo en una línea del tiempo.
  • Pensar una idea que ayude a mejorar el planeta. Dibujarla o explicarla. Analizar soluciones a un problema medioambiental.
  • Resolver juegos matemáticos de lógica.
  • Hacer una lista de la compra. Calcular precios totales.
  • Preparar un itinerario de un viaje.
  • Seguir un curso online (videotutoriales)
  • Aprender a hacer fotos.
  • Jugar juegos de mesa. 
  • Participar en un escape-room, una gymkhana,…
  • Completar aventuras gráficas y jugar con videojuegos.
  • Aprender a tocar un instrumento. «Oír» una canción o una pieza musical.
  • Dedicar tiempo a la relajación/meditación. También a descansar activamente
  • Elaborar una receta de cocina sencilla.
  • Trabajar audiciones. Audiocuentos, escuchar poemas, prestar atención a una lectura o exposición de motivos. Escuchar un discurso.
  • Estudiar a una persona interesante. Escritora, cantante, premio Nobel, científica, investigador…
  • Ensayar una obra de teatro. Memorizar un papel.
  • Construir una obra de arte. Pintar, usar técnicas diferentes, collages…
  • Elaborar un monográfico.
  • Realizar una tarea «competencial», una webquest, una caza del tesoro.
  • Hacer deporte. Jugar al aire libre.
  • Ir de excursión.

Si fuésemos capaces de distribuir este tipo de actividades durante la semana, o la quincena…

Algún intento de plasmar esta idea en un horario…

Imagen: pixabay.